Si deseas utilizar tu PC para la edición de video a altas resoluciones, renderizados y manejas programas avanzados o cualquier otra tarea intensiva que pueda necesitar mucha más potencia de la que pueden ofrecer los mejores procesadores convencionales, entonces los chips de escritorio de alta gama podría ser lo que necesitas.
Las diferencias más evidentes a la hora de adquirir un nuevo procesador son el número de núcleos y la frecuencia a la cual funcionan estos. De un modo sencillo podemos decir que cada núcleo es un cerebro del procesador, es la zona en la cual se realizan todos los cálculos y las operaciones y por tanto cuantos más núcleos tenga un procesador más potente será. Puedes pensar que a mayor número de núcleos mejor será un procesador, esto es así aunque si no le vas a sacar provecho de nada te servirá aparte de dejarte un dinero innecesario y un mayor consumo de energía.
Intel dispone de la tecnología HyperThreading que hace que cada núcleo pueda manejar dos hilos de información, de esta forma se consigue hacer más trabajo y se mejora el rendimiento del sistema. Con el uso de la tecnología HyperThreading el sistema operativo detecta cada uno de los núcleos físicos del procesador como dos núcleos lógicos. AMD tiene la tecnología SMT (Simultaneous Multithreading) que es muy similar al HyperThreading de Intel.
Otra variable principal es la frecuencia del procesador, esta se mide en GHz y cuanto mayor sea más cálculos podrá hacer cada núcleo del procesador en un tiempo determinado. Así podemos pensar que un procesador de cuatro núcleos y 4 GHz hará el doble de trabajo que un procesador de cuatro núcleos y 2 GHz, esto no es exactamente así pero si que es una buena aproximación. De esta forma un procesador de dos núcleos a 4 GHz será aproximadamente igual de potente que un procesador de cuatro núcleos a 2 GHz.
Si tu presupuesto es muy amplio y necesitas un ordenador muy potente para trabajar o simplemente puedes permitirte el capricho, tu elección son las gamas más altas de Intel y AMD con socket LGA 2066 y TR40 respectivamente. Se trata de las plataformas domésticas más potentes disponibles en la actualidad, con el consecuente contrapunto de que su precio es muy elevado, tanto en los procesadores como en las placas base requeridas. Por supuesto necesitarás una placa base acorde a lo que piden estos procesadores para que puedan dar lo mejor de sí.